Cada vez es más evidente que esta profesión –antaño, un oficio- requiere una continua formación para estar al día y hacer frente a su constante evolución y sus enormes desafíos. La experiencia profesional, lo aprendido de los aciertos y los errores, por supuesto, sigue siendo imprescindible, pero no es suficiente.
La cuestión es saber qué y cuándo hacerla. ¿Medicina general o microcirugía? Muy en términos generales, los más veteranos necesitamos aprender nuevos modelos y tácticas (o, al menos, actualizarlos), y los más jóvenes no necesariamente, porque probablemente ya traigan al menos una parte aprendida en universidades y escuelas, pero seguro que tienen que profundizar en conocimientos sobre estrategia, los casos prácticos que solo encontramos en el día a día y experiencia tras experiencia, etc. Y para los ajenos al mundo de la Comunicación, tanto académica como laboralmente, el camino hacia su profesión deseada ha de incluir muchas etapas y ser más generalista. Y simultanear la formación con trabajo/prácticas lo antes posible.
El formador ideal en Comunicación Corporativa o Empresarial debe contar con una experiencia laboral suficientemente vasta para poder compartir muchas y muy ilustrativas circunstancias, un conocimiento exhaustivo de las tradicionales y nuevas técnicas profesionales, especialmente en lo relativo a la transformación digital, y unas aptitudes formativas para convencer e ilusionar a los alumnos. Recurrir a outsiders es muy conveniente cuanto se trata de enriquecerse con contenidos y disciplinas hasta hace no mucho fuera del guión del comunicador, como las finanzas, la propia gestión empresarial, etc., tan necesarios ahora para cualquier Dircom que pretenda jugar en Primera División.
¿Qué ocurre cuando la oferta formativa y las necesidades profesionales divergen?
Según un reciente estudio impulsado por la Asociación de Directivos de Comunicación (Dircom) y realizado por un equipo de investigadores del Foro de la Comunicación, de la Universidad de Nebrija y de la Complutense de Madrid, la mayoría de personas que finalizan sus estudios relacionados con la Comunicación no se encuentran suficientemente preparadas para el mundo laboral. Y no por falta de conocimientos, sino porque lo aprendido en las aulas no sigue siempre la misma senda que la que marcan las organizaciones.
Después de analizar 162 grados y 60 másteres y posgrados, los resultados han alertado a las universidades, principales interesadas en este proyecto.
Las señales de inconexión entre formación y profesión comienzan desde el Grado, que carece de un amplio y consistente abanico de oportunidades (que, sin embargo, se multiplican en el posgrado). Además, la teoría impera sobre la práctica, algo que dista mucho de la realidad profesional, y que “la enseñanza adolece de un enfoque internacional, acorde con el entorno globalizado”. Es un hecho que el manejo -que no ya dominio- del inglés como, de momento, la lengua más universal de los comunicadores, sigue en un nivel muy insuficiente. Y esto, paradójicamente, muy a pesar del continuo uso/abuso de términos “ing” tan habituales en nuestra jerga profesional.
Otras carencias recogidas en este estudio, son que “no hay suficiente profundidad en el ámbito digital”, lo que, hoy en día, resulta alarmante, así como que no se imparten contenidos sobre unos conceptos cada vez más clave como son identidad corporativa, reputación y responsabilidad social. Además, que todavía no se identifique la Comunicación “como un diálogo en el que es esencial el mapeo de los grupos de interés y su adecuada segmentación”, también no deja de ser sorprendente.
Por último, el informe de Dircom refleja así mismo las múltiples denominaciones de la función y de las salidas profesionales, lo que igualmente debería de ser objeto de análisis y homogeneización por parte de instituciones docentes y asociaciones profesionales.
Parece, pues, que la formación en Comunicación, con la misión de cubrir con fidelidad la realidad laboral de los futuros profesionales, tiene, al menos, alguna asignatura pendiente. Esperemos que las aprueben en septiembre.
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